¿Qué hacer cuando a nuestra hija o hijo le diagnosticaron un trastorno del aprendizaje, TDAH, o trastorno de integración sensorial?

¿Qué debemos hacer cuando a nuestra hija o hijo tiene una dificultad de aprendizaje, o le han diagnosticado un trastorno del aprendizaje, del procesamiento sensorial, o  TDAH?

Empecemos por entender tres :

https://juntosaprendamos.redpapaz.org/wp-content/uploads/2023/11/diagnosticaron-un-trastorno-del-aprendizaje-tdah-o-trastorno-de-integracion-sensorial-1.webp
a)

El niño que cumpla al 100% todo lo dicho en este kit…¡¡ES PERFECTO!!...pero nadie es perfecto. Por ello, ninguna niña o niño cumplirá los postulados de este kit al 100%. Así que no nos angustiemos si nuestra hija o hijo muestra alguna imperfección…solo indica que es humano. Ahora, si ya esa imperfección es muy significativa, si es persistente y si interfiere de manera significativa en su cotidianeidad, en sus logros y/o en su autoestima y su felicidad, vale la pena recordar que el mundo contemporáneo y los avances de la ciencia tal vez puedan ayudarle a ser más eficiente, más expedito, más armónico, más feliz.

b)

En las dificultades del desarrollo, el aprendizaje y la conducta el problema no está dentro de la niña o el niño. Esto es totalmente distinto de lo que ocurre en las condiciones médicas (cáncer, apendicitis, neumonía, etc). En las dificultades del desarrollo, el aprendizaje y la conducta el problema está EN LA INTERACCIÓN entre niño y entorno, en función de la edad. Así, alguna niña o niño puede tener grandes dificultades para aprender…mismas que desaparecen como por encanto cuando su docente realiza los ajustes necesarios, o cuando cambia de docente o de colegio.

c)

Al revisar el tema de los trastornos del aprendizaje, vale la pena preguntarnos también por la pertinencia de ciertas exigencias académicas. ¿Son algunas de ellas realmente indispensables? ¿Qué pasa si justamente eso no se exige? Para el caso de niñas y niños con dificultades para aprender, vale la pena esclavizarles frente a exigencias que a veces son arbitrarias? No pretendemos por supuesto deslegitimar las exigencias pedagógicas. Pero sí ser claros, en que se debe ser radical sobre el hecho de que cuando hay en efecto “realidades neuropsicológicas” que convierten una de estas exigencias en algo inalcanzable, hay que por lo menos preguntarse si dicha exigencia es pertinente. O si fue diseñada con un criterio subjetivo, que podría (o debería) adaptarse para hacer accesible cierto contenido a un estudiante.

Con esto entendido, no nos será difícil acompañar a nuestro hijo/a por el proceso de tramitar de la mejor manera posible sus aprendizajes, su escolaridad, su relación con sus pares para dejarlo a las puertas de imaginar sueños y anhelos que se concretice en un PROYECTO DE VIDA. Entenderemos que sí es pertinente buscar apoyos en la infraestructura terapéutica pero sin dejar de lado el hecho de que muchas veces bastan algunas modificaciones en las realidades pedagógicas, en las relaciones con los demás (padres incluidos), en las motivaciones y los anhelos, en fin, en las razones para levantarse por la mañana.

Si nos encontramos frente a una dificultad en el aprendizaje que nos ha sido reportada por el colegio, o que hemos identificado nosotros como padres, el primer paso es realizar consultas especializadas. En el área médica, estas consultas pueden implicar consultar con pediatría, neuropediatría, y/o psiquiatría infantil según sea el caso. En el área terapéutica pueden implicar consultar con neuropsicología, psicología, fonoaudiología o terapia ocupacional. Entraremos en más detalle sobre los roles de todos estos profesionales en el siguiente apartado (A QUIÉN  CONSULTAR)

Si la dificultad ha sido identificada dentro de la consulta de crecimiento y desarrollo, o la de pediatría, es posible que ellos mismos nos realicen las remisiones para las consultas más indicadas para el caso.

Como ya lo hemos mencionado, estas primeras consultas pueden culminar con la conclusión de que la dificultad no tiene el “tamaño” o el impacto, para requerir un acompañamiento terapéutico. Acá por ejemplo puede pasar que encontremos que nos han sugerido actividades lúdicas, recreativas que puedan aportar a la niña o el niño mayor estimulación en las áreas que lo requieren (por ejemplo hacer algún deporte, jugar juegos que sean grupales, aprender música, artes, etc). También puede pasar que los profesionales involucrados nos den algunas pautas para acompañar de forma mejor el aprendizaje de nuestras hijas o hijos, y posiblemente también otras pautas de sugerencia para los colegios.  O que nos orienten a cambiar nuestro propio foco de pronto demasiado orientado a la perfección, para darle cabida a la idea de las niñas y niños diversos y por tanto con habilidades diversas.

Ahora. Si ya nos han entregado un diagnóstico es porque la niña o niño pasó por un proceso de valoración por parte de uno o más profesionales de la salud, que tras dicho proceso llegaron a esta conclusión diagnóstica. Recordemos eso sí, que la conclusión diagnóstica o la “etiqueta” no es más que un nombre. Pero que nuestra hija o hijo, no se convirtieron ahora en la dislexia, la hiperactividad o la inatención. Siguen siendo niñas y niños y necesitan nuestra cercanía afectiva. Y en este momento de cambios y ajustes, aún más.

Convivir con la realidad del diagnóstico, requiere que el acompañamiento familiar se caracterice por la afectividad y una constante presencia y acompañamiento en el desarrollo. La aceptación del diagnóstico y lo que esto conlleva nos permitirá incorporar esto a nuestra realidad, y ajustarnos en lo familiar.

Comúnmente en nuestro sistema educativo y también al interior de la familia, tendemos a comparar a nuestros hijos con sus compañeros o familiares (hermanos, primos etc.). Cuando se presenta un diagnóstico es importante ser aún más cuidadosos con estas comparaciones. Estas no sólo afectan al niño o niña sino que deterioran el vínculo afectivo con nuestros hijos generando culpas en ellos, que no ayudan para el adecuado manejo de las situaciones que se viven en la vida cotidiana.

Aquí también es pertinente una llamada de atención:  con alguna frecuencia, el ERROR es tramitado por las familias como CULPA. Entendamos: el error no es un accidente inesperado y desafortunado en la cotidianeidad de las niñas y los niños; el ERROR HACE PARTE DE LA INFANCIA. ¿Por qué? Porque en esta etapa, todos los días es la primera vez. ¿Cómo le fue a usted la primera vez que.. -prendió el carro o la computadora, invitó a alguien a bailar, preparó una receta, se enfrentó a las rutinas de su nuevo trabajo? Mal, por supuesto. ¿Por qué? Porque era la primera vez. Pues bien, para las niñas y los niños, todos los días es la primera vez: cuando ya saben contar…ahora hay que sumar; cuando ya saben multiplicar por un dígito…ahora hay que sumar por tres dígitos; cuando ya pueden hablar de Sócrates…ahora hay que hablar de Spinoza; cuando ya saben de la fotosíntesis…ahora hay que explicar el Big Bang; cuando ya saben como socializar en un grupo de tres niños…¡¡¡ahora hay que ir a una fiesta y bailar!!! TODOS LOS DÍAS ES LA PRIMERA VEZ. ¿Y cómo les debe ir? ¡Mal, por supuesto! No se trata por supuesto de patrocinar o celebrar constantemente el error; pero sí de no satanizar o culpabilizar a la niña o el niño por el error.

Algunas claves que deben guiar el proceso a seguir serían:

ENTENDER CÓMO SE EXPRESA EL TRASTORNO EN MI HIJO.

Una vez hemos recibido y comenzado a aceptar el diagnóstico, el primer paso, que idealmente sucede en el momento en el que recibimos el diagnóstico, es entender cómo se expresa esa dificultad en el caso de nuestra hija o hijo. El profesional de la salud, debe retroalimentarnos con los resultados de la valoración y cómo esto nos puede ayudar a entender las dificultades de la niña o niño. Por ejemplo si es un TDAH, ¿es de tipo inatento? ¿Mixto?, si es un desorden de procesamiento sensorial, hay mayor hiper-reactividad o hipo-reactividad, y a qué tipos de estímulos? No es simplemente que nos entreguen un diagnóstico. La idea es comprender cómo se expresa en el caso de nuestro hijo, y qué implicaciones tiene esto (qué tipo de actividades se le deben dificultar más, qué tipo de adecuaciones podemos hacer en casa, qué recomendaciones tienen para el colegio, qué terapias nos recomiendan comenzar, etc.).

image

DISEÑAR Y PONER EN MARCHA PLAN DE ACCIÓN.

Una vez tenemos claros estos elementos, hay que poner en marcha un plan de acción. El profesional que realizó el diagnóstico nos orientará en cuáles serán los elementos principales de ese plan de acción. Posiblemente este profesional, o alguno de los terapeutas que comiencen a realizar la intervención con nuestra hija o hijo, nos explicará las formas en las que podemos apoyar en casa a nuestra hija o hijo. Nos ayudarán a que no les sobrecarguemos o exijamos de manera desproporcionada, y que la exigencia sea siempre mediada por el afecto y por la comprensión de las limitaciones propias del trastorno, y al mismo tiempo por la búsqueda de que la niña o el niño alcancen su máximo potencial. Si tenemos en casa un niño con un trastorno de la lectura, la estrategia no será simplemente ponerlo a leer mucho o que de plano mejor no lea nada porque pobrecito! Sino comprender qué de la lectura se le dificulta, qué tipo de textos u otros recursos pueden ser puerta de entrada para disminuir su defensividad hacia la lectura, cómo podemos acompañarlo en sus lecturas para apoyar su aprendizaje.

image

FOMENTAR Y ASEGURARSE QUE HAYA COLABORACIÓN ENTRE ACTORES.

Dentro del plan de acción, es fundamental que todos aquellos que se involucren (terapeutas, profesores, familia) estén conectados. Los profesionales de la salud, deben enviar al colegio los informes que permitan que los educadores conozcan del proceso del estudiante. Y por su parte, los educadores deben también compartir información sobre cómo le va al estudiante en el entorno escolar, qué estrategias están resultando exitosas en el aula de clase y en dónde están surgiendo nuevas dificultades. No resulta muy productivo que salud y educación vayan cada una por un lado. Que por ejemplo el equipo terapéutico simplemente envíe recomendaciones al equipo escolar, sin tener en cuenta qué está pasando en el colegio o el contexto específico de ese colegio. O que el escolar haga lo propio. O simplemente demande mayor intensidad de apoyos terapéuticos. La clave de éxito en los procesos de estas niñas y niños, está en la comunicación constante entre los equipos. Y si bien las familias son por supuesto el vértice que pueda ayudar a articular esta comunicación, no es fácil para una familia de la nada convertirse en el articulador, si no hay voluntad de colaboración entre los equipos.

image
Si no somos padres sino educadores, nuestra responsabilidad al conocer que un estudiante tiene un diagnóstico de una dificultad o de un trastorno que afecta su experiencia escolar, es informarnos sobre el mismo. Revisar si tenemos las herramientas adecuadas para apoyar el diseño de estrategias y apoyos que faciliten el aprendizaje a este estudiante. Reflexionar sobre si usamos en nuestras clases el Diseño Universal del Aprendizaje, y cómo esto puede apoyar a este estudiante en particular. Revisar con todos los profesores involucrados en el proceso del estudiante, cómo vamos a encaminar los esfuerzos de apoyo. Y revisar acorde a la infraestructura del colegio, y su PEI qué recursos nos pueden servir para apoyar al estudiante.