¿Cómo avanza el proceso tras el diagnóstico?

Muchos profesionales están capacitados para la corrección e intervención de estas dificultades y trastornos; de hecho, una mirada interdisciplinar abierta, favorece en muchas ocasiones el tratamiento, y en otras es absolutamente indispensable.

Tras realizar la evaluación y tener un diagnóstico, es posible que se determine que la niña o niño debe empezar procesos terapéuticos.

El proceso terapéutico requiere del establecimiento de una relación positiva con quien vaya a realizar la terapia. En ocasiones los colegios pueden realizar recomendaciones de profesionales, o los profesionales médicos. En ocasiones, los diferentes sistemas de aseguramiento en salud tienen una lista de prestadores preestablecida a quienes podrán remitir a la niña o al niño. Las familias tienen el derecho a decidir quién desean que les acompañe en los procesos terapéuticos, teniendo por supuesto siempre en cuenta que deben ser profesionales cualificados para la intervención en el proceso específico que requiere la niña o el niño.

La duración de los procesos terapéuticos no es igual para todo el mundo. Hay muchos factores que influyen en esto:

–        Las características del diagnóstico

–        El trabajo colaborativo entre el equipo terapéutico y el equipo educativo

–        La motivación de la niña y el niño y su familia hacia los procesos terapéuticos

–        La constancia en la asistencia a las sesiones

–        El seguimiento constante de las estrategias que se van enseñando en terapia

–        La apropiación del diagnóstico por parte de las familias, para facilitar el proceso de aprendizaje de la niña o el niño.

Los equipos terapéuticos deberán entregar reportes del avance de forma periódica (según lo acuerden inicialmente). Basados en estos reportes, se podrá observar el progreso que la niña o niño esté logrando en sus terapias. Debe enfatizarse, sin embargo, que nada reemplaza una interlocución directa (cara a cara o por videollamada) entre el equipo terapéutico y el pedagógico. Es allí donde se entiende de mejor manera por todos los participantes cuales son las dificultades fundamentales, las fortalezas que pueden ser capitalizadas, los cuidados que hay que tener, las trampas que hay que evitar, las acciones a emprender, las metas que son factibles.

Sí es importante ser prudentes en que los procesos terapéuticos no se alarguen eternamente. Las niñas y niños se cansan también. Y la motivación juega un papel fundamental en el aprendizaje. Entonces procesos que nunca terminan pueden jugar en contra del objetivo de un mejor aprendizaje. Si los profesionales del equipo terapéutico establecen de forma juiciosa los objetivos, y estos son claros para las niñas y niños y sus familias, es mucho más claro también cuándo es el momento de culminar un proceso terapéutico. Recordemos que todo extremo puede ser perjudicial. Tanto el negarse a acceder a terapias (en los casos que lo requieran), como el quedarse eternamente en procesos terapéuticos.