¡No me gustan las etiquetas!
A menudo quienes somos mamás o papás, nos asustamos al oír la palabra trastorno, o diagnóstico. Nos molestamos cuando nos insinúan que nuestras hijas o hijos pueden tener algo que se considere un trastorno. Nos molestan las etiquetas y nos preocupa que estas marquen de forma negativa a nuestra hija o hijo. Nuestras emociones alrededor de este tema tan sensible, son todas válidas. Como madres o padres, nos sentimos responsables por nuestras hijas e hijos, y no quisiéramos que nada les afecte de forma negativa.
Sin embargo, es importante que pensemos que aunque a las “etiquetas” frecuentemente se les pone una connotación negativa, pueden también ser algo positivo. En primer lugar, pueden darle explicación no solamente al colegio o a la familia, sino aún más importante a la niña o niño, sobre porqué se le dificultan ciertas cosas. Esto para alguien que puede llevar acumulando meses o años de fracaso escolar, constantes llamados de atención en su familia, que siente que se esfuerza pero igual no resulta, es algo muy importante, y puede tener un impacto positivo en su auto-imagen. En segundo lugar, tener un nombre (la “etiqueta”) que explique lo que sucede, permite también dar los apoyos que se requieren tanto en lo educativo, como en lo familiar y lo terapéutico. Pone a la niña o niño, un paso más cerca de disminuir el impacto de la dificultad en su aprendizaje.
En otras ocasiones, lo que nos molesta del diagnóstico (la etiqueta) es que no vemos nada diferente en la niña o niño. Sus dificultades de pronto no interfieren en lo familiar, ya sea porque son dificultades académicas (relacionadas con la lectura, escritura o matemáticas), o porque en nuestra dinámica familiar no sentimos una disarmonía. En ocasiones decimos cosas como: “yo también era así y no me pasó nada”, “a mí tampoco me gustaba leer”, “mis papás cuentan que yo era un terremoto, no paraba de moverme y ¡mire qué exitoso soy!”.
Si bien es cierto que un diagnóstico en ocasiones puede estar equivocado (y para esto solicitar una segunda opinión si no se está de acuerdo puede ser una forma de aclarar dudas), también es importante reflexionar sobre el hecho de que los mundos en los que vivimos quienes hoy en día somos madres, padres o abuelos y quienes hoy en día son niñas y niños, no son los mismos.